Tu cerebro aprende mejor con estas consideraciones
Si adaptas tu manera de estudiar de acuerdo a cómo aprende mejor tu cerebro, ahorrarás mucho tiempo, verás resultados más rápidos y tu esfuerzo será más productivo.
Por estas ventajas es que digo que el primer principio para “aprender a aprender” es estudiar de acuerdo a cómo aprende tu cerebro.
Aprendizaje: oportunidades para tu cerebro
Unas veces, el aprendizaje es un proceso de descubrimiento y otras de ajustes o mejoras. Pero en todos los casos ocurren cambios en tu cerebro.
Asimilar y poner en práctica ideas nuevas o diferentes transforma la manera en que analizamos en que analizamos una situación y nos comportamos en ella.
En otras palabras, aprender significa cambiar la manera de ver y hacer algo, sustituyendo unas conductas por otras. Y este es tu principal reto cuando quieres aprender una habilidad.
Por ejemplo, necesitas estar dispuesto a cambiar tu manera de comunicarte con un cliente, si de eso depende que la relación con él prospere.
Para lograrlo, debes dejar de luchar emocionalmente con las dificultades del aprendizaje; ellas son parte del proceso.
Dificultades predecibles en todo proceso de aprendizaje
Cambiar una conducta, por pequeña que sea, es particularmente difícil al principio, porque puede resultarnos incómodo.
Inclusive, tu cerebro puede sentir tanta incomodidad frente a un cambio de hábito, que lleva a rendirte en el proceso, sin que te des cuenta.
Lo he visto demasiadas veces, enseñando nuevos hábitos de comunicación o de aprendizaje.
Quienes logran exitosamente mejorar son los que aprenden que esa incomodidad es parte del proceso y la asumen como tal, sin que sean un “sacrificio”.
El funcionamiento de tu cerebro necesita ver las dificultades del aprendizaje como retos que son parte del camino u oportunidades para mejorar.
El lenguaje es determinante en tu aprendizaje
El lenguaje que utilices cuando estás aprendiendo una habilidad es muy importante, porque puede ayudarte o sabotearte el proceso.
A tu cerebro le gustan más las palabras que lo estimulen positivamente y le evoquen avance, mejoras, seguridad y confianza.
Por eso aprende más el cerebro que fluye con los retos. Por ejemplo, una capacitación a distancia implica un esfuerzo de estudio con diferencias al que harías en un salón de clase real.
Pero si le dices a tu cerebro que esas situaciones son un “problema”, “fastidio” o una “incomodidad”, le restarás energía para captar y asimilar nuevas ideas.
Las palabras que utilices para calificar o asociar las acciones de aprendizaje, como practicar, ensayar o repasar, tienen un peso determinante en el éxito de tu proceso.
Sin que tuviera las evidencias que hoy nos proporciona la neurociencia, Mahatma Gandi definía la importancia del lenguaje de esta manera:
Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.
Que nos guste aprender no significa que siempre queramos
Es difícil conseguir a alguien que diga que no le gusta aprender. Pero que nos guste no significa que siempre tengamos ganas y disposición de hacerlo, sobre todo si implica cambios en nosotros mismos.
Alguien en los inicios de su carrera tiene más disposición a aprender y cambiar que alguien con experiencia y logros. Es lógico: la persona con experiencia se siente más segura con lo que ya sabe.
Afortunadamente, tu cerebro asume mejor los cambios si le recuerdas lo que va a ganar por cambiar. Reconocer esos beneficios es indispensable para el aprendizaje, así como entenderlos y emocionarse con los mismos.
Recuerda: querer aprender sin emocionarse es como bañarse sin agua.
¿Te interesa actualizar o desarrollar tus habilidades de aprendizaje?
Te invito a leer el libro Aprender a aprender: una habilidad fundamental para un mundo en permanente cambio.
El libro se basa en más de dos décadas de experiencia asesorando y enseñando a profesionales de diferentes áreas y empresas, sobre mercadeo, ventas, atención al cliente, comunicación efectiva, liderazgo y gerencia.
He realizado capacitaciones sobre estos temas con decenas de miles de personas de varios países y he constatado una y otra vez que la mayoría asiste a los cursos sin buenos hábitos de estudio y aprendizaje.
En consecuencia, no asimilan los nuevos conocimientos y hábitos de trabajo con la rapidez y facilidad con la que pueden hacerlo.
Por eso, uno de los propósitos de este libro es ayudar a quien quiere y necesita aprender algo, en función de que libere todo su potencial para lograrlo.
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