Método efectivo para gerenciar chismes

Sí, se que la palabra «chisme» tiene una connotación negativa, y no es para menos. Mira la definición que del DRAE:

«Noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna.»

Es decir, cierto o no, un chisme o un comentario tiene la posibilidad de influir en tu motivación y paradigmas sobre la gente.

En otras palabras, un chisme puede reforzar o cambiar los sentimientos que tienes por alguien, y eso a su vez influye en tu disposición o predisposición hacia esa persona.

En este sentido, me ha parecido interesante compartir una de esas historias que viajan a través de Internet, sin que sea fácil rastrear su origen o autoría.

Me ha parecido de gran utilidad, porque se trata de un método simple sobre cómo gerenciar los chismes, en la vida privada o en el trabajo, bien sea de manera individual o en equipo.

Es una metáfora que ayuda a manejar esas incómodas situaciones en la que una persona se te acerca para hablarte de alguien que no está presente.

Un día, esa persona se encontró con aquel anciano maestro, de muchos años de experiencia de, y le dijo:

—Maestro, ¿sabe lo que escuché acerca de su amigo?

—Espera un minuto —replicó el maestro de inmediato—. Antes de decirme nada, quisiera que pasaras una prueba muy breve. Yo la llamo «la prueba del triple filtro».

—¿Triple filtro, Maestro?

—Correcto —continuó el anciano—. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Y para eso usa la prueba del triple filtro.

Hizo una breve pausa para asegurarse la atención del chismoso y prosiguió:

—El primer filtro es el de la verdad… ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?

—No —dijo el hombre—. Realmente solo escuché sobre eso y…

—Bien —siguió el Maestro—. Entonces, realmente no sabes si es cierto o no. Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?

—No, por el contrario…

—Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto. Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad… ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?

—No, la verdad que no.

—Bien —concluyó el Maestro—. Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, ni útil, ¿para qué querría saberlo?…

¿Qué te parece esta historia?…

¿Crees que puedas usar este método o prueba de los tres filtros cada vez que oigas comentarios sobre alguno de tus amigos o compañeros de trabajo cercanos y queridos?

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