Planificar es oxigenar la mente para alcanzar una meta
Pocas personas ven la planificación como un ejercicio para oxigenar la mente.
En mi experiencia capacitando a miles de personas a mejorar sus habilidades de comunicación, he visto muchas veces que planificar se ve como un trabajo:
1. Muy complejo o muy difícil de llevar a cabo, porque consume mucho tiempo o no tenemos la debida preparación para hacerlo.
2. Que no tiene mucho sentido en momentos de adversidades y emergencias, porque el entorno nos va a obligar a cambiar el plan.
3. Poco motivador, porque implica que posterguemos las recompensas inmediatas.
Por estas razones creo que necesitamos rescatar el valor de planificar, asociando esta tarea a los beneficios vitales de oxigenar la mente.
Un plan es como una brújula
Especialmente en momentos difíciles de adversidad e incertidumbre, no es fácil ver la importancia de planificar.
La presión de las adversidades nos dispara el pensamiento reactivo y nos hace olvidar nuestro rumbo, nos hace engancharnos en la incertidumbre y nos desmotiva.
En este sentido, un plan es como una brújula que nos ayuda a recordar nuestra ubicación y dirección, especialmente cuando nos sentimos desmotivados.
No necesitamos que el camino que transitamos sea perfecto. Funcionando como una brújula, nuestro plan siempre nos ayudará a saber:
1. Dónde estamos parados con respecto a nuestra meta; y
2. Hacia dónde debemos dirigirnos para llegar a nuestra meta, lo que no significa seguir exactamente por el mismo camino.
Planificar es pensar positivamente en el futuro
Recuerda que planificar es pensar en el futuro con más orden y metodología en función de tener más oportunidad de alcanzar una meta, superando el cortoplacismo, la apatía y la desesperanza.
La planificación se puede definir como la capacidad para “pensar en el futuro” y anticipar mentalmente la forma de ejecutar una tarea o alcanzar una meta específica.
La capacidad de planificación es un ejercicio que nos permite oxigenar la mente, al facilitarnos:
• Seleccionar las acciones necesarias para alcanzar una meta;
• Decidir sobre el orden apropiado de esas acciones; y
• Asignar a cada tarea todos los recursos necesarios para lograr los resultados buscados.
Unos planes son mas complejos que otros y también se diferencian por el tiempo que requieren para llevarse a cabo.
Por ejemplo, planificar las vacaciones o una comida a cocinar es más sencillo que planificar la carrera universitaria o el emprendimiento de un negocio.
Sin embargo, para tener éxito en todos estos casos necesitamos una metodología que les brinde orden, sentido, pertinencia y solidez.
Un plan no es una línea recta entre lo que tenemos y lo que deseamos
Una buena planificación no es un ejercicio teórico o ficticio sobre el camino ideal para llegar a una meta. Esa es una visión simplista de un plan. Tampoco es acerca de fantasear con el futuro o idealizarlo.
Los planes tipo “línea recta” no se basan en la realidad o en sus retos. Por lo tanto, no son factibles ni útiles, hay que cambiarlos desde el inicio y pueden generarnos mucha frustración.
Para que pueda oxigenar la mente, la planificación implica estudiar y comprender el entorno, enfocándonos en:
1. Lo que está a nuestro alcance hacer o modificar;
2. Las adversidades que podemos anticipar en el camino hacia nuestra meta y así planificar nuestras posibles respuestas.
Por supuesto, la planificación implica otros retos, como lo es ejercitar nuestra visión de futuro.
¿Por qué planificar es como oxigenar la mente?
En su libro Succeed: How We Can Reach Our Goals, la doctora Heidi Grant indica que un plan puede aumentar las probabilidades de lograr un objetivo en un 300%.
La Dra. Grant se declara fanática de un plan, siempre y cuando este especifique el esfuerzo que hace falta y los pasos concretos a seguir para alcanzar los objetivos. Las generalidades están lejos de ser suficientes.
Las afirmaciones de Grant se basan en las investigaciones de Peter M. Gollwitzer, las de la Dra. Gabriele Oettingen y los estudios citados en sus otros libros, The Psychology of Goals y Nueve cosas que la gente exitosa hace diferente.
Adicionalmente, el ejercicio consciente de planificar estimula nuestro mecanismo cerebral conocido como Sistema de Activación Reticular (SAR).
El SAR permite que nuestra mente separe los datos útiles para nuestras metas de los datos irrelevantes. Lo que a su vez refuerza nuestro foco de atención y facilita que veamos recursos que no vemos cuando no planificamos.
Ejercita tu SAR para oxigenar la mente
¿Ya estimulaste tu SAR hoy?
Crear, revisar, ajustar o modificar cada plan que tengas es como hacer gimnasia para el optimismo y desarrollar nuestra capacidad de proyectarnos hacia el futuro.
Ejercita poner por escrito los planes que solo haces en tu mente. Escribirlos estimula tu concentración y te lleva a ser más detallista y preciso en tus definiciones.
También puedes ejercitar tu SAR refinando las definiciones de tus objetivos. Ten presente que las definiciones inadecuadas de metas, objetivos y tareas es una de las causas por la que los planes no funcionan.
Si tu plan involucra el apoyo de otras personas, compártelo con ellas. Tener que explicarles el plan, para que te apoyen más y mejor te obliga también a precisar tus definiciones y los propósitos de plan.
Estos ejercicios te ayudarán a ver oportunidades de mejora del plan, mientras agudizas tu enfoque en los detalles que lo conforman.
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Me parece muy interesante eso del SAR, investigaré más. Otro argumento por lo cual planificar es tan importante. Muy bien!
Planificar es «pensar positivamente en el futuro». Esta frase me gusto porque siento que de verdad oxigena el cerebro.
Te agradezco el tiempo para leer y comentar esta publicación, Ghessy. Y en este caso, me gusta mucho la síntesis que planteas. Saludos.
Nunca es tarde para comenzar un proyecto nuevo. Siempre tengas claro tus objetivos y un buen plan para llegar a la meta.
Estimado Gustavo, bienvenido sea tu comentario y lo celebro al 100%, tanto por su simplicidad como por su agudeza. Un abrazo.
Me tomo la libertad de dar una respuesta a la interrogante: La mejor edad es la que tenemos en este momento. Antes, no lo hicimos, después, puede ser tarde.
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