La diferencia que puede hacer una actitud de autosuperación
Por autosuperación me refiero a una sana actitud de autoexigencia, lo cual está relacionado con una forma de ver el mundo y las conductas derivadas de esa visión.
Se trata de una forma de dominio de nosotros mismos, desde donde nos ocupamos más de las variables de vida que controlamos que de las que están fuera de nuestro alcance.
Por ejemplo, cuando estamos estudiando, no podemos controlar la calidad didáctica de un profesor o las exigencias teóricas de una materia. Sín embargo, sí podemos decidir poner más atención al estudio, preguntar más, investigar más o pedir ayuda.
Es decir, tenemos una actitud de autosuperación o autoexigencia, cuando estamos ahí, «dentro» de nosotros mismos, buscando mejorar y avanzar, sin quejarnos demasiado de los obstáculos.
Observamos y analizamos el contexto, los retos exteriores y las diversas variables del entorno sobre las que no tenemos control. Pero nos exigimos más porque sabemos que podemos aprovechar nuestras fortalezas y habilidades para lograr nuestras metas.
Gracias al sentido de la autosuperación, no permitimos que las barreras externas marquen nuestro camino, poniéndonos límites o condicionamientos, o lo que otras personas considerarían como obstáculos «insuperables» o «imposibles».
Por supuesto, la autoexigencia es una actitud de vida que sólo se tiene cuando uno tiene metas claras, especialmente de largo plazo.
En otras palabras, se trata de un compromiso que hacemos con nosotros mismos para conseguir nuestros sueños, encarando las dificultades que van apareciendo en el proceso.
Un claro ejemplo de autosuperación lo podemos ver en las personas que estudian una carrera universitaria o un posgrado, como proceso paralelo al trabajo. Ellas saben que para graduarse necesitan hacer un esfuerzo diferente a quienes no tienen esas exigencias académicas.
La claridad de las metas estimula la autosuperación
Para quienes tienen poco sentido de autosuperación, la autoexigencia luce como un sacrificio excesivo. Pero para quienes tienen claridad sobre sus metas personales, el disfrute es parte del proceso, porque el logro de sus metas significa una enorme satisfacción personal.
En este sentido, los obstáculos son parte del camino para alcanzar cualquier meta, y las dificultades son directamente proporcionales a la importancia de la misma.
Una vez que se propone un gran objetivo, la persona autoexigente parece que no se detiene por nada. Parece que su perseverancia es un «don» y no busca excusas frente a los retos.
Sus fortalezas son producto de la claridad de visión que tiene de su futuro. Sabe que la magnitud de las recompensas justifican plenamente su optimismo.
En términos prácticos la autosuperación también ayuda a identificar en dónde hay que invertir el esfuerzo para avanzar y eludir las frustraciones.
Por ejemplo, si está lloviendo furiosamente y el agua se convierte en un obstáculo en el camino, cuando tengo claridad de mi meta es más fácil ver que pelear con la lluvia no tiene sentido. Hay que usar el tiempo en buscar un paraguas o en otra actividad que sume a nuestra motivación.
Las personas que tienen razones para su autosuperación no esperan por motivadores externos. Si estos llegan, le dan la bienvenida. Pero su entusiasmo no depende de estimulos externos sino internos, determinados por sus metas.
La autosuperación es un sinónimo de excelencia personal
Entiendo el concepto «excelencia personal» como la acción de dar el 100% de uno mismo frente a los retos de vida que decidimos asumir. Lo veo como algo dinámico y no estático.
La excelencia personal no es un lugar de llegada o un estado de desarrollo, sino una condición necesaria en el proceso de lograr cada meta. También podemos decir que es la manera de hacer las cosas.
En tal sentido, la excelencia personal puede considerarse como sinónimo de la autosuperación. Es decir, una actitud general constituida por metas claras, autodisciplina, esfuerzo, constancia, aprendizaje, creatividad y mucho sentido del humor.
La visión de autosuperación nos ayuda a hacer lo que sea necesario para lograr un mínimo de orden en nuestra vida.
Nos permite crecer como personas y hacernos valer frente a los demás. Nos proporciona confianza en nosotros mismos y la motivación necesaria para terminar lo que comenzamos, buscando además hacerlo bien.
Por supuesto, nada en exceso es saludable. Sobrepasar los límites de un sano sentido de autosuperación puede afectar negativamente la relación con otras personas. Si no controlamos la ansiedad, podemos ser demasiado exigentes con los demás.
La autosuperación es sana cuando buscamos hacer las cosas con excelencia, pero sin desesperación, paso a paso, con la vista en las metas.
Significa también no atropellar a nadie, sabiendo aceptar y aprender de los errores, propios y de los demás.
Claro está, la autosuperación es una decisión personal, es una actitud que no puede ser impuesta, pero si se puede aprender y desarrollar.
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