La humildad es un valor que necesitamos comprender mejor
La humildad es uno de los valores más importantes para nuestro bienestar psicológico. Pero con el auge del narcisismo en esta era de medios sociales, la humildad parece haber sido relegada a un segundo plano.
Muchos de los ídolos actuales de las generaciones más jóvenes no se destacan precisamente por su humildad. Por el contrario, suelen tener una dosis desmedida de egocentrismo.
Una conducta que necesita más comprensión
Algunas personas tienen un concepto erróneo de lo que es la humildad, asociándola más con pobreza y debilidad que con madurez y fortaleza.
Quizás la humildad no se comprende tanto porque estamos bombardeados de mensajes sobre la necesidad de fortaleza en nuestro carácter para superar adversidades.
Desde esta perspectiva es fácil ser soberbios sin darnos cuenta. Pero ser humilde no significa ser débil y ser soberbio no significa ser fuerte.
Psicólogos de la Universidad de Columbia Británica plantean que existen dos tipos de humildad:
La que proviene de los fracasos personales, que involucra una autoevaluación negativa y genera disposición a la vergüenza, baja autoestima y sumisión.
Y la que proviene de una autoestima sólida, que nos permite apreciar los logros de los demás sin sentir envidia.
También consiste en aceptarnos con nuestras habilidades y defectos, sin vanagloriarnos de ellos.
¿Qué no es humildad?
Podríamos decir que la humildad NO ES ser víctimas, ni dejar que los demás nos abusen.
Tampoco es sacrificar nuestros intereses y necesidades por los de los demás. Ni evitar los conflictos para ser amables.
El psicólogo Pelin Kesebir, de la Universidad de Colorado dice que este valor implica tener un “ego tranquilo”.
Las personas humildes reconocen la importancia de sus logros y cualidades. Pero no por eso creen merecer un tratamiento especial.
Una persona humilde sabe en qué es buena y en qué no lo es tanto, y no busca continuamente el elogio o la confirmación de los demás.
Tampoco siente la imperiosa necesidad de proclamar todo el tiempo sus competencias y éxitos. No es pretenciosa ni soberbia.
Tampoco es pensar que eres menos
Parece oportuno recordar las palabras sobre este tema del escritor irlandés C.S. Lewis (autor de Las Crónicas de Narnia): “Humildad no es pensar que eres menos, es no creerte más.”
La humildad atenúa el impulso de superar a los demás, lo cual nos conduce a un estado de liberación interior. Nos hace conscientes de que no necesitamos superar a nadie más que a nosotros mismos.
La humildad también implica una experiencia de crecimiento y seguridad personal tal, que no necesitamos ponernos por encima o debajo de nadie.
Significa que comprendemos que todo aquello que nos separa y estratifica no son más que estereotipos sociales ficticios o superficiales.
Por lo tanto, la humildad es reconocer que somos tan valiosos como cualquiera.
Si te interesa, lee más sobre la humildad en el Rincón de la Psicología.
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