El conocimiento es poder (si se pone en práctica)
“El conocimiento es poder” es uno de esos refranes que refleja la sabiduría popular. Sin embargo, se asume que el conocimiento siempre se lleva a la práctica. Pero la realidad es diferente.
Llevar el conocimiento a la práctica puede tomar tiempo
Muchas personas estudian buscando conocimientos, pero no les resulta fácil ni cómodo llevarlos a la práctica.
Esto lo veo con mucha frecuencia en la gerencia de la comunicación personal, las ventas y el liderazgo.
Después de entrenar a decenas de miles de personas, se que la dificultad de llevar los conocimientos a la práctica está muy relacionada con el cambio de hábitos y prejuicios.
Por ejemplo, si no tienes el hábito de hacer preguntas a los clientes para averiguar el trasfondo de sus necesidades y objeciones, no las realizarás cuando te toque hacerlas, aunque sepas de memoria que esto es fundamental.
Cambiar hábitos puede ser incómodo
La falta de costumbre te hará sentir incomodidad para preguntar.
También sentirás que no es algo que te sale natural, o que el cliente puede pensar que eres muy “metiche”.
O podrías no querer correr el riesgo de equivocarte haciendo “preguntas impertinentes”.
Para que el conocimiento se vuelva poder
La primera clave para llevar el conocimiento a la práctica está en dar el primer paso y atreverse a hacer algo que es diferente a cómo lo haces ahora.
Ahí es donde verdaderamente comienza el poder del conocimiento.
La segunda clave está en tener conciencia de que será algo que te producirá incomodidad y temor. Es lo más normal. Por lo tanto, no esperes a sentir naturalidad al principio del proceso de cambiar hábitos.
La tercera clave está en perseverar, con constancia y disciplina, aunque te equivoques.
El conocimiento requiere de práctica constante para poder convertirse en hábito. Y cuando estamos en proceso de asimilarlo, con seguridad nos equivocaremos.
“Solo el conocimiento que se usa queda grabado en la mente”. —Dale Carnagie
El conocimiento es poder cuando se usa
En el libro de Napoleón Hill llamado “Piense y hágase rico”, hay una historia de un profesor que tenía varios títulos universitarios, postgrados, un máster y un doctorado. Era una persona que había adquirido mucho conocimiento.
El profesor había heredado un terreno ubicado cerca de una autopista importante. El terreno le generaba muchos dolores de cabeza: tenía que pagar impuestos y cuidarlo. En fin, era mucho gasto para el.
Un hombre con poca formación académica y “poco educado” –a los ojos del profesor– descubrió aquel terreno y decidió comprarlo. El profesor se puso feliz y aceptó la oferta.
Después de 6 meses, el hombre con poca educación había transformado el terreno en una estación de gasolina con un área de habitaciones y restaurante.
Ahora las personas que viajaban por aquella autopista tenían un lugar donde pararse para cargar combustible, comer y descansar.
En menos de un año, el hombre poco educado tenía un negocio rentable, que le generaba mucho más dinero que lo que ganaba el profesor en un año.
Usar el conocimiento requiere de flexibilidad mental
En este ejemplo se observa cómo el conocimiento por sí solo no sirve de mucho, si no tienes suficiente disposición para adaptarlo a las circunstancias que enfrentas.
El hombre de la gasolinera, que seguramente tenía conocimientos de negocios y mucha imaginación, fue capaz de ver en un terreno vacío oportunidades para crear negocios.
Sin embargo, el profesor universitario, con todo el conocimiento que había adquirido, no tuvo la visión ni la disposición de transformar lo que consideraba “un gasto” en una empresa.
¿Cuántas oportunidades se pierden por falta de disposición a aprovechar o cambiar una situación y no por falta de conocimiento?
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Saludos, Gabriela. Te felicito por el resumen que has escrito sobre el artículo.
Gracias por esta lectura. Lo que puedo entender es que el conocimiento siempre es importante y te da poder. Pero si el conocimiento no se pone en practica y no cambias tu perspectiva de como hacerlo diferente, donde creas nuevas ideas que te permitan experimentar lo aprendido y poder transmitir ese conocimiento a otras personas, esto te lleva a crecer como ser humano y te fortalece en el área que desempeñas, así como también destacar esa cualidad que tienes y que no has descubierto.