Aumente su capacidad de tomar decisiones con más lucidez
A lo largo del día tomamos muchas decisiones. Algunas le incumben solo a usted, son pequeñas y no tienen mucha trascendencia. Por ejemplo, cómo se va a vestir hoy o qué va a hacer primero.
Pero otras decisiones influyen en los demás e implican una responsabilidad personal. Por ejemplo, si usted decide conducir su vehículo de forma irresponsable, arriesga la vida de otros. O si decide ensuciar lugares públicos, también afecta el bienestar de los demás.
También hay decisiones que cambian la vida, como sucede en caso de divorcio o al cambiar el lugar donde se vive.
Con cada decisión que se ejerce, se va creando la realidad de cada uno y ese paso puede variar el destino de una persona. Así que desarrollar la habilidad de tomar decisiones efectivas es crucial.
¿Cómo lograr tomar decisiones más coherentes, inteligentes, equilibradas y apropiadas? ¿Qué es lo que más conviene?
El discernimiento es la mejor base
Discernir es una facultad que todos tenemos y no siempre la aprovechamos completamente.
Cuando nos dejamos llevar por la rutina de los hábitos, actuamos mecánicamente, sin ser conscientes del impacto de las decisiones que tomamos. Luego, nos sentimos como atrapados por los resultados que esas decisiones.
En ciertos momentos de incertidumbre la claridad mental se reduce y la confusión aumenta. No discernimos bien cuando la actividad mental nos mantiene ocupados con pensamientos negativos, inútiles y debilitadores.
En esos casos se ha desconectado del poder interior de cada uno y se está más expuesto a ser vulnerables a las influencias externas. Entonces cuesta encontrar las respuestas más adecuadas.
Entre los hábitos y parloteo mental es fácil dejarse llevar por los impulsos. De manera que es necesario fortalecer la voluntad para no ser una marioneta de los impulsos.
Para lograrlo, cada día usted puede proponerse realizar algo o concentrarse durante un rato a meditar o caminar. Observe que usted mismo puede boicotear sus metas. Pero, aún así, ejercite su voluntad: realice lo que se ha propuesto.
Resulta útil asumir que cada uno es el creador de lo que ocurre en su mente. Cuando se dispara un pensamiento que perturba, hay que detenerse, respirar hondo, observar lo que está pensando y preguntarse: «¿quiero seguir en esta situación? ¿No? ¿Entonces, qué quiero?»
Para discernir mejor hay que calmarse
Tome tiempo para calmarse y respirar conscientemente, hasta que sienta su silencio interior y aparezca la voluntad que actúa como freno a esa actividad mental que es innecesaria.
Esta práctica es tan sencilla que parece que no funciona. Pero pruébela y vaya tomando las riendas de su mente: deteniéndose, haciendo una pausa frente a la presión, respirando, observando y cultivando su silencio conciente.
A medida que se disuelven los «pensamientos impulsivos», se crea más claridad en su mente y le surgen otros pensamientos que estimularán su creatividad. Y con la debida práctica, pacientemente, llega la intuición y la voluntad.
Seguir la intuición es conectarse con la brújula interna que nos ayuda a mantener nuestro rumbo. Es una voz interior que en ciertos momentos susurra para ayudarnos a decidir. La sabiduría de nuestra intuición nos ofrece una guía muy útil.
Sin embargo, a menudo creemos necesario analizar, intelectualizar, procesar, buscar razones, dar vueltas al asunto. Todo porque impera la creencia de que cualquier adversidad requiere de mucho pensamiento racional para poder superarla.
En consecuencia, a veces nos perdemos dando demasiadas vueltas a las cosas y negando el acceso a la sabiduría interna que se manifiesta en la intuición.
Discernir no es ahogarse en un vaso de agua
Aunque para decidir con claridad es bueno tener los fundamentos sobre los que se basará la decisión, no siempre es útil pensar demasiado. A veces el exceso de análisis nubla la visión y roba fuerza de voluntad para aplicar una decisión.
Después de tanto pensar, a veces quedamos más confundidos, cansados y no nos quedan fuerzas para hacer lo que queríamos.
A no ser que uno se dé cuenta y lo comprenda, su atención está continuamente distraída por una conversación mental y así se es incapaz de escuchar y percibir su intuición.
Entrar en un espacio de silencio le facilita atender mejor la voz interior, la más íntima, la que brota del fondo de su ser. Crear espacios de tranquilidad le permite escuchar lo que realmente quiere.
Una vez que alcanza este estado, verá con más claridad la importancia de fortalecer la mente para que no se distraiga de los propósitos que que usted persigue y para que sea nuestra aliada. De lo contrario, aparecen las excusas y el auto-saboteo.
El auto-saboteo nos habla como un «crítico interior» que es perfeccionista y quiere que no haya errores. ¿El resultado? Posponemos las decisiones o nos paralizamos. Esta situación nos hace desistir y bloquea la creatividad.
Reflexionar de manera relajada
Para que la mente sea una aliada para sus propósitos es necesario prestarse más atención a usted mismo como persona para percibir y poder discernir, sin dejarse llevar por estas voces saboteadoras.
El cerebro se fortalece con pensamientos saludables y positivos, que estimulen su valentía, alegría y paz interior; pensamientos que beneficien y sean amorosos, que estimulen la creatividad y la apertura.
Una reflexión de calidad está basada en una motivación sana y constructiva. Es como una flecha: tiene la fuerza concentrada. En ese momento, en esa situación, lo que piense surge de sentir y discernir con la luz de su sabiduría.
Céntrese, con el cuerpo y el alma, y practique tener una consciencia plena para decidir con lucidez. Supere el auto-saboteo y sea el director de su orquesta interior.
Así vencerá los temores, desbloqueará su energía creativa, encontrará la concentración en el pensamiento y la determinación en la acción.
(Estas ideas están basadas en este artículo publicado en El País Semanal)
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