Los beneficios de sentirnos agradecidos y expresarlo
Para aprovechar los beneficios de la gratitud y expresarla, nos conviene comprender que hay dos clases de gratitud: la condicional y la incondicional.
La primera consiste en sentirse bien cuando las cosas salen como uno espera. Pero como no siempre es así, acaba siendo una emoción puntual y poco duradera.
La segunda es una actitud y un hábito de vida: consiste en buscar deliberadamente sentirse bien sin que haya ocurrido nada especial.
Es decir, la gratitud incondicional consiste en hacer el ejercicio de sentirnos agradecidos por todo y por nada a la vez.
Al no estar condicionada por ningún otro acontecimiento, esta actitud es precursora de la felicidad y el éxito en la vida.
Sentir agradecimiento y expresarlo explícitamente
Ciertas investigaciones sobre las consecuencias de sentirnos agradecidos y expresarlo indican que tiene profundos efectos en nuestro bienestar físico y emocional.
Estudiaron las diversas formas de dar las gracias. Por ejemplo, con una nota personal, comparándose con gente que tiene problemas graves, dando simplemente las gracias, o controlando mentalmente los pensamientos negativos.
Encontraron que las personas que hacían de esta actitud un hábito de vida se sentían más saludables, más optimistas y más felices.
Diferentes investigadores concluyeron que este hábito mejora las relaciones entre las personas, propicia el altruismo y ayuda a superar el estrés y las actitudes negativas.
Sin embargo, uno de los beneficios más importantes es que la gratitud contribuye a generar felicidad.
La felicidad lleva al éxito y no al revés
Otros estudios profundizaron la relación que hay entre la felicidad inducida por buenos recuerdos y sentimientos de gratitud y el éxito general en la vida.
Concluyeron que las personas que se sienten más contentas consiguen una existencia más longeva, mejores ingresos, mejores relaciones y ser más eficaces ante los problemas. Es decir, la felicidad da éxito y no al revés, como creen muchos.
Habrá quien piense que para poder verbalizar un agradecimiento primero debe ocurrir algo que lo motive. Es decir, que la emoción debe ser la consecuencia de un acontecimiento favorable. Pero no ha de ser así necesariamente.
En realidad, es posible sentir gratitud sin que haya ocurrido nada especial antes. Los seres humanos somos capaces de dar gracias por algo que aún no ha sucedido.
Aunque esta posibilidad es incomprensible para muchos, tiene muchas ventajas. La más obvia es que podemos empezar a estar agradecidos en este mismo momento, sea cual sea la situación personal de cada uno.
Las personas más felices sienten gratitud por todo y por nada en especial
No necesitan razones concretas (aunque si se ponen a buscarlas, la lista de motivos es extensa).
Se enfocan en reconocer lo bueno que tienen por el simple hecho de estar vivas, al margen de lo que les sucede. No necesitan razones extraordinarias para estar agradecidas; haber recibido la vida ya les es suficiente.
Incluso, hay personas tan habituadas a vivir en esta actitud que agradecen cosas tan intangibles como una sonrisa, un amanecer, una inspiración, la brisa suave, la calidez del sol o un instante de paz.
También son capaces de agradecer a futuro: algo valioso que aprenderán, o el próximo libro que leerán y que quizá aún no está ni escrito. Es lo que se podría llamar «agradecimiento gratuito»: no se debe a nada tangible, pero conmueve por igual.
Uno de los hábitos comunes de las personas felices es el de empezar el día dando gracias por pequeñas cosas, en función de generar una actitud dichosa para el resto de la jornada.
Hábitos de las personas agradecidas
Basta con celebrar pequeños detalles de la vida, pero no por ello menos valiosos. Hacer una lista mental de las razones que merecen ser aplaudidas ayuda a sentirse reconciliado con las que nos hacen más difícil la existencia.
En realidad, lo mas importante no es el objeto, sino la emoción que provoca en nosotros.
La maestría en este arte se alcanza cuando uno es capaz de agradecer incluso las dificultades extremas que a cada uno le toca vivir.
Al ser capaces de pensar que detrás de las lágrimas o instantes de pesar hay una enseñanza, nos convierte en personas más humanas y más comprensivas con el abatimiento de los demás.
Es lo que se llama «ver lo bueno de lo malo» (que siempre existe), aunque cueste reconocerlo en una primera mirada.
El poder de la palabra «gracias»
Para finalizar, hay una palabra que siempre es bien recibida por todos: “gracias”. Todas nuestras comunicaciones con otras personas podrían comenzar y terminar con ella.
Uno podría escribir cada día una breve nota de agradecimiento por cualquier vía (correo electrónico, mensaje de texto, WhatsApp) a las personas que hayan aparecido en nuestra vida por el motivo que sea.
Un simple mensaje de gratitud a quien haya influido en nuestro pasado o en el presente. Un par de líneas es suficiente, sin que tenga especial relevancia el papel que hayan desempeñado. Con toda certeza, esta actitud hará que las cosas empiecen a cambiar.
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