Proceso básico para desarrollar tu inteligencia emocional en 4 pasos

Basado en una idea desarrollada por Cesar Piqueras, este esquema nos facilita ver el sentido práctico de la inteligencia emocional.

Se trata de una habilidad que nos ayuda a lograr mejores procesos de comunicación, con menos esfuerzo, y acompañar el resultado de más satisfacción personal.

Es como un músculo: todos tenemos inteligencia emocional. Pero necesitamos practicar para desarrollarla.

Su proceso de desarrollo se puede ejemplificar en cuatro pasos:

Primero, necesitamos conocernos a nosotros mismos. Tener autoconciencia de nuestras fortalezas y debilidades nos ayudada a enfocarnos en cómo sacarle más provecho a algo que ya tenemos.

Segundo, ese autoconocimiento nos permite fortalecer nuestra capacidad de manejar nuestros diferentes estados de ánimo. Diferenciarlos nos facilita practicar en qué momento necesitamos autorregularnos.

Tercero, desde nuestro autocontrol personal, nos podemos aproximar mejor a los demás para conocerlos sin juzgarlos. Lo cual nos ayudará a ser más empáticos.

Y cuarto, conocer a los demás desde la aceptación y no desde el juicio, nos permite relacionarnos con ellos mayor fluidez, ganando madurez y bienestar en el proceso, sin que las situaciones de conflicto nos desencajen.

La inteligencia emocional no es para aprender a resignarnos o conformarnos con lo que no nos gusta. Sino que nos ayuda a enfrentar esas situaciones con un mejor «precio emocional».

En nuestros cursos sobre atención al cliente, liderazgo, mercadeo, ventas y comunicación profesional, hablamos de estos aspectos desde diferentes ángulos.

Este enfoque ayuda a que la gente vea mejor los benficios de esforzarse por desarrollar esta habilidad.

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