5 interesantes lecciones para toda la vida
Primero encontré estas historias entre correos electrónicos casuales, y después las ví en algunos sitios web que no ofrecían referencias para validar su autor o veracidad. Me atreví a editarlas con el espíritu de este Blog porque creo que su utilidad reflexiva va más allá de estos «formalismos».
Lección 1: Todos somos importantes
Le ocurrió a un estudiante universitario, durante su segundo semestre en la escuela de enfermería.
Un día su profesor les hizo un examen sorpresa. Pero como era un estudiante consciente, leyó rápidamente todas las preguntas, hasta que lleguó a la ultima: «¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?»
Pensó que se trataba algún tipo de broma. Había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Se trataba de una mujer alta, cabello oscuro, como de cincuenta años. Pero «¿cómo iba a saber su nombre?» pensó.
Entregó el examen cuando lo finalizó, dejando la última pregunta sin responder.
Antes de que terminara la clase, otro estudiante le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. «Absolutamente», respondió el académico. «En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes. Ellas merecen su mejor atención y cuidado, aunque sólo les sonrían y digan ‘¡Hola!'»
Aquél estudiante parece que nunca olvidó esa lección, además de descubrir que el nombre de la mujer era Dorothy.
Lección 2: No esperes nada a cambio y lo recibirás
Sucedió en una autopista del sur de USA, a media noche.
Una mujer afroamericana de edad avanzada estaba parada en la orilla de la vía, tratando de soportar una fuerte tormenta. Su automóvil se había descompuesto y necesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda mojada, decidió intentar detener el próximo auto que se aproximó.
A pesar de todos los conflictos que habían ocurrido durante los 60, un joven blanco se detuvo a ayudarla. El joven la llevó a un lugar seguro, la ayudó a obtener asistencia y la puso en un taxi. Aunque parecía estar muy apurada, la mujer tomo el tiempo para anotar la dirección del joven, le agradeció la ayuda y se fue.
Siete días después, el joven blanco recibió en su casa una inesperada sorpresa: un televisor pantalla gigante a color. La enorme caja traía una nota adjunta que decía:
«Muchísimas gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia anegó no sólo mi ropa sino mi espíritu. Entonces apareció, y gracias a usted pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente. Sinceramente. La Señora de Nat King Cole.»
Aquel joven aprendió la importancia de servir a otras personas.
Lección 3: No juzgues a la gente por su apariencia
Ocurrió en una heladería, en los días en que un helado costaba mucho menos de lo que cuesta hoy.
Un niño como de 10 años entró al establecimiento y se sentó en una mesa. En seguida, una mesonera puso un vaso de agua frente a él.
«¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con almendras?», pregunto el niño. «Cincuenta centavos», respondió la mesonera.
El niño sacó la mano del bolsillo de su pantalón y examinó las monedas que tenía. «¿Y cuánto cuesta un helado solo?», volvió a preguntar el niño.
Algunas personas estaban esperando por una mesa y la mesera, que estaba comenzando a perder la calma, contestó bruscamente «Treinta y cinco centavos».
El niño volvió a contar las monedas y después dijo «Quiero el helado solo».
La mesera le trajo el helado, puso la factura en la mesa y se fue, sin ver al pequeño cliente.
El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue.
La mesera volvió, empezó a limpiar la mesa y entonces realmente se sorprendió con lo que encontró. Puesto ordenadamente junto al plato vacío había veinticinco centavos: su propina.
Ese día la mesera aprendió que la dignidad no tiene edad.
Lección 4: Los obstáculos esconden oportunidades
Dicen que hace mucho tiempo en tierras lejanas, un rey colocó una gran roca obstaculizando el camino, y después se escondió para ver si alguien se atrevía a quitarla.
Algunos de los comerciantes más adinerados de la región y los cortesanos del reino pasaron por el lugar y simplemente caminaron alrededor la roca. Algunos de ellos culparon al rey de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para quitar aquella enorme piedra del camino.
Entonces llegó un campesino que llevaba una carga de verduras. El campesino puso su carga en el piso y se puso a mover la roca a un lado del camino.
Después de empujar con insistencia y quedar completamente agotado, lo logró. Mientras recogía su carga de vegetales, notó que había una cartera en el suelo, justo donde había estado la roca.
La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.
El campesino aprovechó lo que los otros evitaron.
Leción 5: ¿Cuánto estás dispuesto a dar a quien amas?
Sucedió hace muchos años en un hospital.
Ahí había una paciente, una niñita llamada Liza, quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años. Él había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
El doctor le explicó la situación al hermano de Liza, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. El niño pareció dudar por un instante antes de tomar un gran suspiro y decir: «Si, lo haré si eso salva a Liza».
Mientras pasaba la transfusión, acostado en una cama al lado de la de su hermana, el niño sonreía al ver retornar el color a las mejillas de la niña.
De pronto la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz baja y temblorosa: «¿A qué hora empezaré a morirme?».
Era solo un niño, y no había comprendido bien las palabras del doctor. El hermano de Liza entendió que tenía que darle toda su sangre a su hermana, pero aún así se la daba.
El doctor aprendió que se puede estar dispuesto a darlo todo a quien se ama.
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Fueron de gran lección las anécdotas. Me gustaráa compartir una anécdota. ¿Cómo puedo hacerlo?
Muy buenas reflexiones! Gracias por compartir.
Gracias por ocuparse de sencillas cosas que, si quieres, te pueden llevar a grandes y buenas consecuencias.
Son muy buenas historias para tener en cuenta.
Todas las reflexiones son excelentes, aprendemos mucho de ellas, nos hacen precisamente reflexionar en nuestras vidas.
Me agradaron mucho las lecciones. Hasta me emocionaron. Saludos.
Hola Jorge, gracias a ti por tomar el tiempo para dejarnos tu opinión. Que bien que las anécdotas han sido interesantes. Saludos.
Me agradaron las anécdotas que aquí se narraron. Son importantes para quien desee ir más allá de las apariencias. Muchas gracias.